lunes, 28 de agosto de 2017

El odio es otra forma de amar.

Odio a quienes se disfrazan de amigos, de amores, de polvo de estrellas y que al final, un soplo los revela… los revela ruines, distintos, inexorables.

Odio el crujir de tu paso sobre la arena, los huesos fracturados, los vidrios quebrados, los corazones rotos y los amores vencidos.

Habrá amor y olvido y entonces terminaremos siendo juez y parte del crimen perfecto, encarcelándonos en el mundo o en un rincón.

Odio los fines de semana que para nada alcanzan. 

Odio fregar los baños mientras tú trabajas. 

Odio saber que la comida te gusta y que cocino una vez por año. 

Odio no ver tus sueños porque tú ensombreces los míos. 

Odio el perfume de tu espalda y mis pies fríos.

Odio la multitud y el ruido constante que no me permiten escuchar mis pensamientos, odio que me veas al levantarme de la cama, de la silla, de la tumba, de tu amor perdido. 

Odio pagar las cuentas, esas que yo no debía, odio las sonrisas falsas puestas primero de moda y después de oferta, odio sentir la mano de un extraño rozar la piel, el alma, el tiempo que tu rozaste un día.

Odio la injusticia, odio la desconsideración, el conformismo, el embarazo y el dolor de parto. Odio que de este juego, solo uno sale llorando.

Odio las causas perdidas y la rendición constante. Odio escribir sin pensar y pensar cuando no escribo.

Y odio que me partas el corazón por descuido. Odio que el descuido me lacere.

Odio que no tengas las palabras justas  para decir lo que quieres decir y odio no comprenderte, odio pensar que no debería de esforzarme porque yo de Venus y tú de Marte.

Odio que mi naturaleza me reclame con fuerza, y odio encontrar desnuda a la zorra soledad bailando en mi piso, revolcándose en los recuerdos y haciendo del dúo un trío.

Odio que no escuches lo que estoy escribiendo y pensando, quizá así entenderías que no es fácil este escarnio.

Odio repetir lo que ya dije una vez y no importa si es un oído, un ojo, un testigo distinto, odio imaginar mi futuro, ese que no fabrico.

Odio sentirme sola y angustiada en medio de la nada, odio creer que la esperanza no está tan mal y conformarme con la chingada, la flaca, la absurda,la coja o la manca. 

Odio haber recibido tus mensajes por la mañana cuando nos sentíamos tan ajenos.

Odio el correr, la prisa con que pasa el tiempo, la vida, nosotros, esto, aquello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario