sábado, 31 de octubre de 2015

Silencios...

La desgracia yace al pie de mi cama...
Encuentro la cara muda y los ojos fríos del dolor, mirándome en acecho;
en mi carne siento honda la soledad

y un vacío entristece la sonrisa del sol

Me he tornado azul
y en la sangre solo llevo lágrimas de Magdalena
como quien muere virgen...
El olvido me canta, me llama por mi nombre
me ha mirado a los ojos diciendo: RECUERDO

-- Soy un recuerdo--

Y una ola de silencio me ahoga en la estela del mar
¡Como deseo tu rabia, tu odio!
Deseo todo de ti, tu vasta boca, menos tus silencios;
Porque eso me ha matado y en crucifixión mi alma se encuentra
Que el olvido y el llanto sean como ríos interminables
Y que no hagan más que llegar al mar de tu alma
Para que no termines nunca de olvidarme
De intentar dejar de quererme o poder odiarme.

-Sin embargo te quiero...- dijiste

Te quiero cuando la tristeza me ha dejado herido,
Y cuando no he podido si no sentir el gélido azul en los pulmones.

Quererte, también al escuchar el crujir de los pasos de la muerte
En mi piso.

Uno también puede querer cuando le escurre el llanto.
De ninguna deuda te acuso y no quiero llamarte;
Y no quiero verte ni tampoco escucharte.

No quiero que digas:
-Sin embargo, te quiero...-

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