domingo, 11 de octubre de 2015

Conversaciones... (Guión)

M: ¿Acaso es quien ha mirado mi corazón?

       
A: Disculpe la tardanza en mi respuesta, si lo soy.
       

   M:  "El que espera, desespera", reza el adagio. Puedo decir que aprendí paciencia. Y si la espera ante tal tardanza ha de tener semejante recompensa, nada, esto le digo, nada tengo por disculpar.
         Lira del olvido, insospechada.
    Verá, solo una sensibilidad descubre, se sorprende con otra sensibilidad. La mía, adormecida por pretéritos fantasmas, despertó al leer su pieza.
    El olvido... soy yo; o, a lo menos, otro yo.
   
 A:    Olvido.
        Sorprendida me encunentro ya. Tal dubitativa,será... ¿Se descubren paisajes y veredas?, nuevas, limpias piezas de amores inexistentes; otras de amores vencidos, desesperados de nuevo en el olvido.
       
      M:  

        Insospechada lira del olvido;

        No dude tu razón cuando ya la puerta mística, cuya aldbaba sonaste, se abre de par en par y exige, para cruzar su umbral, el desprenderse, el despojarse... el desnudarse, id est, el olvidar.

        Así pues, musa mía, si bien máxima prueba de abandono, el olvidar es también, [¿]qué [tu]duda [a]cabe[?], otra forma de entregarse.


        Olvido.

A:  Olvido;

        Tentada estaba a llamar la puerta
        Más, razón alguna no poseía,
        Vil duda, se ha marchitado.

        Ante tal revelación abrazada, mi curiosidad se descubre
        y de su mano presento,
        Presento aquí el deseo,
        Deseo mío, deseo de ti…

        Del despojo de todo en ti,
        De tu transparencia en virtud
        De eso que nombras olvido.

        Lira insospechada.
       

       M: Lira insospechada;

        He tardado mucho tiempo, mucha vida (lo sé) en responderte. Tanto cuanto mi razón (esa de la que hablas) ha podido esperar que vinieras a mí. Entretanto, me callé, evocando en mi mente el eco de una(tu) palabra, buscando la mirada de unos(tus) ojos, dejando que el olvido despertara...

        Despertó(é) para encontrar tu mirada, para resonar al sonido de tu palabra. Mi razón se deshizo en impaciencia y, entonces, reconociendo en mí la memoria, la voluntad, volví a sentir, volví a expresar. Esto es lo que te escribí:

        "Me miras, musa mía, acaso como te miro yo a ti; (¿)es, pues, cierto que has ido mas allá del logos y que, merced a unos ojos, a una mirada que al mirarte veo y no veo, has conocido en un místico abrazo del todo mi sentimiento(?) Marchita tu duda y traspuesto el umbral, desnuda, ¿has podido asirme tal cual soy: silencio y olvido?

        Responde, corazón; responde, intelecto; respóndeme, te digo. Porque el deseo tuyo y de mí yo en las manos he de tomar, para llevarte al tiempo, al lugar en que todo él se vea cumplido.

        Olvido.
      

       A: Olvido;

        La espera... la espera, mi cabildo de mil vidas,
        En todos mis tiempos, tanto; aprendí a amarla.

        La sustancia mía, alma de éter, rogaba al cielo,
        Soñaba con que el olvido despertara para mí,
        Vestirme de él.

        Silencio, despojo, sudestada,
        Lo que le excede al olvido,
        Pues así lo contemplo.
        Y verdadero se anuncia, siendo todo lo que es.

        Respondo ahora deseo mío, Yo soy espera, yo soy fantasma;
        Morir de ellos, en mí, sin dejar la mirada, en mis preces añoro.
        Llévame a la profundidad de aquella oquedad, donde el instante y la época se confundan con el canto de tu nombre.

        Lira insospechada.


 M: Musa;

        Quedan tantas palabras por decir... al leerte, al hablarte, al mirarte, el escribirte, al escucharte... concédeme al menos, lira de mí, otra vez invocarte según en azul escribo; y dígnate aun permitir que, además de musa, mía también te llame.


        Musa mía;

        No esperes más.
        Deja que mi(en) silencio te abrace, vístete con mi transparencia, vistamos de sueño, vistamos de cielo... sintamos todo lo que soy, todo lo que eres.

        He despertado a ti... enséñame; todas las palabras me son nuevas, ponlas en mi boca... quiero aprender solo tu lenguaje; háblame, ponme por escrito. Escríbeme a partir de ese deseo tuyo, deseo de mí, cuyo correlato es este deseo que, desnudo (en el olvido), ansía vestirse con tu poesía; vísteme de ti.

        Deja que mis letras te abrasen como las tuyas me abrasan, alma etérea; léeme y déjame leer en ti, conozcamos lo secreto, en lo profundo confundámonos... déjame acompañarte, únete a mí. Adonde estas voces (aún acalladas) hagan resonar los ecos de las oquedades, toma mi brazo, allí he de llevarte.

        Deseo tuyo.
       
    Fe de erratas: En el primer párrafo, línea 2, dice "el escribirte"; debe decir "al escribirte".

    Nota: La expresión "según en azul escribo" hace referencia al color con que está escrito el vocativo "musa" en el original.
   
    A:    Deseo mío;

        Ser llamada al compás de tu sentir, concedo y concedo con alegría. Permitiéndome deseo mío, continuar, llamarte.

        Comprendida de silencio, anhelo vestirme. Con furor… Sentir esos trajes, que principien por hacernos nacer una nueva mirada. Vuélvete poesía conmigo, distingámonos o no entre los versos.

        Rediseñemos el horizonte, enfermemos de lo incurable, de lo eterno, hasta romper amaneceres, dándole homenaje al rito; escribiéndonos el alma con una última función: llenarnos, sonreírnos.

        Toma lo que soy, entre tus manos.
        No permitas que me desvanezca entre tus dedos,
        Permíteme con tus letras alas nuevas.

        Mirada de verano, secreta,
        Forjada de hierro, de tierra, de todo…
        Contempla las estaciones presentes,
        Viviéndolas lenitivamente.

        Inunda mi ser,
        Vérsame a tu favor; sin prisa,
        Deshójame el viento en suspiros.

        Musa de ti.
       

  M:  Musa mía;

    Espérame, un poco más, te pido... no vueles sin mí.


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