sábado, 31 de octubre de 2015

Desgraciado

Tu olvido me nombra, me recuerda, me grita feliz.
En un tibio cacharro de miel veo tus ojos;
Y su triste brillo ilumina, en una gota mi dia, que, fecundado por venenosas caricias tuyas
en una mirada tierna, larga, ha ahondado inquisitivamente tu hambre en mi.

Aquella hambre tocada, de alto calibre:
Me llama y me besa y me toca y me ama,
Y yo desnutrido, pobre, sin carne y sin alma.

En una llama me miro,
en un suspiro evoco a dios y lo llamo con urgencia,
clamo por los vestigios vergonzosos de mi podrida alma.

-Ruego a dios- ¡Oh mi dios!, tanto ruego por mi alma
dame bálsamo, untalo en mis llagas, en mi desesperanza
Que tanto dolor mata
Deseo más morir bien, de una vez por siempre
Morirme ya, morirme ahora
¡Malditos demonios!- escuchen el llanto de este ser...

Termina de una vez ya de olvidarme, mis lindos ojos de miel
Termina porque respirar duele,
Duele al saber que ni dios ni el diablo son suficientes;
Nada me alcanza, nada...

Y no escucho respuesta a mis suplicas.
¿Qué no escuchas mis ruegos?, urgentes ruegos!
Y mi garganta se desgarra y nada...

Te digo ahora que ningún cielo, que ni todo el ardor del infierno
Me han dejado juzgar mi paz;
porqué, porqué, porqué- Pregúnto -
y tú no llamas y tu no respondes
y no me miras, entonces...

Desgraciado.

-Como quién no tiene ni dios ni diablo-

Me aseguro de tantas otras cosas
Y pretendo reírme de tu amor en otra cama
Drogarme de otro aroma, romperte el corazón hasta que te sangre
Hasta que me mires, me contestes y me llames:

DESGRACIADO.

Silencios...

La desgracia yace al pie de mi cama...
Encuentro la cara muda y los ojos fríos del dolor, mirándome en acecho;
en mi carne siento honda la soledad

y un vacío entristece la sonrisa del sol

Me he tornado azul
y en la sangre solo llevo lágrimas de Magdalena
como quien muere virgen...
El olvido me canta, me llama por mi nombre
me ha mirado a los ojos diciendo: RECUERDO

-- Soy un recuerdo--

Y una ola de silencio me ahoga en la estela del mar
¡Como deseo tu rabia, tu odio!
Deseo todo de ti, tu vasta boca, menos tus silencios;
Porque eso me ha matado y en crucifixión mi alma se encuentra
Que el olvido y el llanto sean como ríos interminables
Y que no hagan más que llegar al mar de tu alma
Para que no termines nunca de olvidarme
De intentar dejar de quererme o poder odiarme.

-Sin embargo te quiero...- dijiste

Te quiero cuando la tristeza me ha dejado herido,
Y cuando no he podido si no sentir el gélido azul en los pulmones.

Quererte, también al escuchar el crujir de los pasos de la muerte
En mi piso.

Uno también puede querer cuando le escurre el llanto.
De ninguna deuda te acuso y no quiero llamarte;
Y no quiero verte ni tampoco escucharte.

No quiero que digas:
-Sin embargo, te quiero...-

domingo, 11 de octubre de 2015

Conversaciones... (Guión)

M: ¿Acaso es quien ha mirado mi corazón?

       
A: Disculpe la tardanza en mi respuesta, si lo soy.
       

   M:  "El que espera, desespera", reza el adagio. Puedo decir que aprendí paciencia. Y si la espera ante tal tardanza ha de tener semejante recompensa, nada, esto le digo, nada tengo por disculpar.
         Lira del olvido, insospechada.
    Verá, solo una sensibilidad descubre, se sorprende con otra sensibilidad. La mía, adormecida por pretéritos fantasmas, despertó al leer su pieza.
    El olvido... soy yo; o, a lo menos, otro yo.
   
 A:    Olvido.
        Sorprendida me encunentro ya. Tal dubitativa,será... ¿Se descubren paisajes y veredas?, nuevas, limpias piezas de amores inexistentes; otras de amores vencidos, desesperados de nuevo en el olvido.
       
      M:  

        Insospechada lira del olvido;

        No dude tu razón cuando ya la puerta mística, cuya aldbaba sonaste, se abre de par en par y exige, para cruzar su umbral, el desprenderse, el despojarse... el desnudarse, id est, el olvidar.

        Así pues, musa mía, si bien máxima prueba de abandono, el olvidar es también, [¿]qué [tu]duda [a]cabe[?], otra forma de entregarse.


        Olvido.

A:  Olvido;

        Tentada estaba a llamar la puerta
        Más, razón alguna no poseía,
        Vil duda, se ha marchitado.

        Ante tal revelación abrazada, mi curiosidad se descubre
        y de su mano presento,
        Presento aquí el deseo,
        Deseo mío, deseo de ti…

        Del despojo de todo en ti,
        De tu transparencia en virtud
        De eso que nombras olvido.

        Lira insospechada.
       

       M: Lira insospechada;

        He tardado mucho tiempo, mucha vida (lo sé) en responderte. Tanto cuanto mi razón (esa de la que hablas) ha podido esperar que vinieras a mí. Entretanto, me callé, evocando en mi mente el eco de una(tu) palabra, buscando la mirada de unos(tus) ojos, dejando que el olvido despertara...

        Despertó(é) para encontrar tu mirada, para resonar al sonido de tu palabra. Mi razón se deshizo en impaciencia y, entonces, reconociendo en mí la memoria, la voluntad, volví a sentir, volví a expresar. Esto es lo que te escribí:

        "Me miras, musa mía, acaso como te miro yo a ti; (¿)es, pues, cierto que has ido mas allá del logos y que, merced a unos ojos, a una mirada que al mirarte veo y no veo, has conocido en un místico abrazo del todo mi sentimiento(?) Marchita tu duda y traspuesto el umbral, desnuda, ¿has podido asirme tal cual soy: silencio y olvido?

        Responde, corazón; responde, intelecto; respóndeme, te digo. Porque el deseo tuyo y de mí yo en las manos he de tomar, para llevarte al tiempo, al lugar en que todo él se vea cumplido.

        Olvido.
      

       A: Olvido;

        La espera... la espera, mi cabildo de mil vidas,
        En todos mis tiempos, tanto; aprendí a amarla.

        La sustancia mía, alma de éter, rogaba al cielo,
        Soñaba con que el olvido despertara para mí,
        Vestirme de él.

        Silencio, despojo, sudestada,
        Lo que le excede al olvido,
        Pues así lo contemplo.
        Y verdadero se anuncia, siendo todo lo que es.

        Respondo ahora deseo mío, Yo soy espera, yo soy fantasma;
        Morir de ellos, en mí, sin dejar la mirada, en mis preces añoro.
        Llévame a la profundidad de aquella oquedad, donde el instante y la época se confundan con el canto de tu nombre.

        Lira insospechada.


 M: Musa;

        Quedan tantas palabras por decir... al leerte, al hablarte, al mirarte, el escribirte, al escucharte... concédeme al menos, lira de mí, otra vez invocarte según en azul escribo; y dígnate aun permitir que, además de musa, mía también te llame.


        Musa mía;

        No esperes más.
        Deja que mi(en) silencio te abrace, vístete con mi transparencia, vistamos de sueño, vistamos de cielo... sintamos todo lo que soy, todo lo que eres.

        He despertado a ti... enséñame; todas las palabras me son nuevas, ponlas en mi boca... quiero aprender solo tu lenguaje; háblame, ponme por escrito. Escríbeme a partir de ese deseo tuyo, deseo de mí, cuyo correlato es este deseo que, desnudo (en el olvido), ansía vestirse con tu poesía; vísteme de ti.

        Deja que mis letras te abrasen como las tuyas me abrasan, alma etérea; léeme y déjame leer en ti, conozcamos lo secreto, en lo profundo confundámonos... déjame acompañarte, únete a mí. Adonde estas voces (aún acalladas) hagan resonar los ecos de las oquedades, toma mi brazo, allí he de llevarte.

        Deseo tuyo.
       
    Fe de erratas: En el primer párrafo, línea 2, dice "el escribirte"; debe decir "al escribirte".

    Nota: La expresión "según en azul escribo" hace referencia al color con que está escrito el vocativo "musa" en el original.
   
    A:    Deseo mío;

        Ser llamada al compás de tu sentir, concedo y concedo con alegría. Permitiéndome deseo mío, continuar, llamarte.

        Comprendida de silencio, anhelo vestirme. Con furor… Sentir esos trajes, que principien por hacernos nacer una nueva mirada. Vuélvete poesía conmigo, distingámonos o no entre los versos.

        Rediseñemos el horizonte, enfermemos de lo incurable, de lo eterno, hasta romper amaneceres, dándole homenaje al rito; escribiéndonos el alma con una última función: llenarnos, sonreírnos.

        Toma lo que soy, entre tus manos.
        No permitas que me desvanezca entre tus dedos,
        Permíteme con tus letras alas nuevas.

        Mirada de verano, secreta,
        Forjada de hierro, de tierra, de todo…
        Contempla las estaciones presentes,
        Viviéndolas lenitivamente.

        Inunda mi ser,
        Vérsame a tu favor; sin prisa,
        Deshójame el viento en suspiros.

        Musa de ti.
       

  M:  Musa mía;

    Espérame, un poco más, te pido... no vueles sin mí.


Otra piel

¡Mar maldito!
Desprende de mí tu sal,
Tu canto, trae a mí la rabia de tus olas.

No advirtió, más, sin dudar;
Su alma se confundió con  la mía,
Se convirtió en mi salvación,
En lo bueno que la vida me presumía.

También en pena, en desdicha…
En mi perdición, así andaba,
Con el alma entretenida
Por las píldoras para el dolor.

Con los ojos fijos en el mar
Se observó su alma,
Consumida por truenos de pólvora,
Y por el pánico de ver su adiós en el horizonte.

Renacía con nuevas armas
Nuevos mounstros
Y de nuevo se perdía en el mar,
Fundiéndose con él, siendo sirena.

Siendo el cielo que él recorría,
Las estrellas que él miraba,
El amor que él deseaba,
En otro tiempo, en otro lugar,
En otra piel.




Muero de ti;

Muero de ti, de tu mirada, muero; porque al verte no sé que soy: un poema o la partitura de una canción.
Muero de ti, de tu tinta cuando no me escribes.
Muero de ti, de distancia cuando de cerca te encuentro.
Muero de ti, de tus besos, de eso agonizo; de tu veneno, de tu miel, de eso que no tengo.
Muero de ti, de tu abrazo cuando no soy comprendida por ti.
Muero de ti, de tu almohada cuando no me sueñas.
Muero de ti, de tu voz, me silencias de ti cuando no pronuncias mi nombre.
Muero de ti, de salvación, muero escribiendo.
Muero de ti, de tu cuestión: ¿Poco o mucho?, muero; porque mi respuesta es completo.
Muero de ti, de tu escritura, muero de inconformismo al creer que la vida se trate de escribir y nosotros inventemos amar.
Muero de ti, de tu cielo, me matan mis alas rotas, mi vuelo muerto.


Muero por ti, por todo lo que te compone, muero de mí, muero del sueño. Despiértame, víveme, sosténme el vuelo.

“120 Giornate di Sodoma”

“120 Giornate di Sodoma”






Novela escrita por Marquès de Sade y dirigida por Paolo Pasolini quien asistió y sirvió en la guerra, tiene una carrera cinematográfica muy importante y de protesta o denuncia. Pasolini muestra la crudeza de la realidad en cuanto a la “mafia” que proliferaba durante la Italia fascista de Mussolini de 1944.


Los temas centrales de la cinta son el sadomasoquismo, coprofagia, pederastia, homosexualidad, entre otros. Algunos de los planos que se destacan son Travelling de representación progresiva, y primerísimo primer plano.

La película toca sin piedad temas apabullantes, crueles, crudos e inmorales; pero sobre todo intocables para la época en que fue escrita la novela, el final y desenlace es aterrador y genera incredulidad en el espectador.

El Hombre de la càmara



Actualmente la industria cinematográfica produce filmes con muchos efectos especiales y en su mayoría son digitalizadas o producidas en “Animación”, es decir, un filme tradicional fragmenta un cuadro o escena en varias partes; mientras que la animación va construyendo movimiento a partir de algo irreal.
La divergencia entre la cinematografía pionera o experimental y la actual es enorme; existen en la actualidad una gama de tomas, planos y secuencias que según su aplicación le darán profundidad a la historia, la que también versará en cuanto a la clasificación, género y subgénero sobre el que se produzca.
 
“The man with the movie camera” 

Es un film producido por Dziga Vertov en Berlin. Se filma durante la época denominada la gran depresión; sin embargo gozaba de una excelente economía y crecimiento en todas las áreas.
El hombre con la cámara, deja apreciar el contexto social natural, captura con detalle y precisión la vida cotidiana de los berlineses a mediados del siglo XX. En gran parte, informa y educa con respecto de cómo deben de realizarse las filmaciones, la elección de locaciones, planos y tomas, algunos de los más representativos de la cinta son: Travelling de descubrimiento, PAN descriptiva y algunas sobreimpresiones.
La obra contiene planos secuencia notables, es cine mudo; acompañado de orquesta “Die Sinfonie der Großstadt”, aun cuando no contiene un guion hablado, eso no impide que en la actualidad se entienda la pretenciosa mensajería que el productor deseaba plasmar en el filme.
Dio a conocer aspectos sociales, actividades productivas, sentido de pertenencia, sentimientos , estereotipos de belleza, inclinación política; lo que el hombre en toda su capacidad y existencia fue en aquel contexto social, así como el efecto del cine en la sociedad de XX.