miércoles, 19 de agosto de 2015

Día 11:

Cabeceras de uno, de dos, de tres o de cuatro...
             
                                            -De uno, por favor- dijo palpitando, inconsciente y prematuro mi corazón.

¡Que alegría hoy que miré sus manos!

Recuerdo cómo se sentían: cálidas, ásperas, fuertes... Su apretón, tan seguro de sí; su sonrisa tan calmada, tan elocuente, su respiración; pasiva y profunda, se parecía al resoplar del viento contra un tambor ancho; pero lo mejor de todo siempre fue el perfume que manaba de su alma, siempre me provocó ciertas ganas de morderle la lengua hasta arrancársela y después pasármela como si fuera un pedazo de dulce.

Siempre quise saber con tanta curiosidad, que me pasaría si una noche me hubiera quedado dormida junto a él, quizá hubiera desaparecido, quizá vería a través de sus ojos.

Lo amé tanto que en secreto, cada noche durante un año me dediqué a imaginar, a escribir, a comer, a respirar, a palpitar en su nombre; pero cuando llegó el momento, en tiempo exacto y preciso también disfruté dolernos, odiarnos, olvidarnos, sobre todo extrañarnos, dicen que después de eso siempre viene la cura.

Así despacito, casi inconsciente uno se va enfermando...

Lo amé tantos días, con tanta fuerza que me quedé sin rastro alguno de otro amor en el corazón, después de eso olvidé tantas cosas, primero olvidar y después, las razones que tuve para seguir ahí, a su lado después de tanto dolor.

Siento un nudo en la garganta, cuando lloro no puedo y en el día observo como se va metiendo el sol: tan despacio, tan sutil, tan cálido, tan cerca de mi memoria; hoy como en otros días; permanente.

Volverán los luceros junto a la edad del sol y volveré a ser el veneno que acostumbro.

Me queda esta noche junto con diez mil más.

Día once: Sigue lloviendo; pero hoy hubo arcoiris.




miércoles, 12 de agosto de 2015

Para serte Franca:

¿Cómo no extrañar tu compañía?
¿Cómo no recordar que en nuestros mejores tiempos tus besos y tú, fueron medicina?

Para serte franca...

Deseo acoger, hoy como en otros días al olvido;
y  no por despecho, lo quiero para ganar salud,
la confianza en mí misma no está del todo bien.

Mi corazón huele desde lejos, está herido y la sangre que ya no basta,
se riega...
La herida es profunda

y te llevo en ella.

Mi interior se ofusca, me niego a servirle al dolor y al miedo;
yo que en otros tiempos le serví al amor, a la paz.

Para serte franca, no espero nada.

Ni pronto, ni hoy, ni mañana,
para serte franca no quiero nada.

Para ser franca y cierta, la edad del sol me basta
así como reconocer tu existencia.

El volver, el volver...
como si fuera como hacer un pastel.

¡Oh... alma mía!
Aquí es todo o nada.




La mécanique du coeur...

La mecánica del corazón...
La mecánica... 
es un poco complicada.


                                                                               Jack sabe que su vida depende de la llave.

La llave da cuerda a su corazón y sin temor alguno se la entrega a Miss Acacia, la mujer que desde que vió le robó el tic-tac de su corazón...


Llaves de mi alma:

llaves yo te dí, 
yo te dí mis llaves,
mis engranes crujieron...

En tu última visita,
te miraré tal y como eres; y entonces quizá...
mi alma se desprenda de mi cuerpo.

Diré para mis adentros:
Felicidad, has vuelto.

Llaves de mi alma 
tienes...

TÚ.

Volveré, dijiste lento.




La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.

                                                                                   El niño la está mirando. 


Fragmento de "Romance de la luna, luna" por Romancero Gitano.

lunes, 10 de agosto de 2015

Oh... ¡Dios!

Dios, hoy como muchos otros días quiero platicar contigo.

¿Te acuerdas cuántas veces te supliqué que me dejaras conocer el sol cerca de mí?
¿Recuerdas cuantas veces miré la luna preguntándome en que sitio, a que hora, estaría mi amor incondicional?¿Recuerdas como te rogaba por tantito amor?¿Recuerdas cuando caí en la gloria?
¿Recuerdas cuando caí al abismo?¿Recuerdas cuando intenté salir y lo logré? ¿Recuerdas como sufrí tratando de olvidar? y te rogaba y te suplicaba y aveces por la noche también lloraba...

¿Recuerdas?; Porque yo sí.

Me acuerdo de cómo todo llego, como si estuviera perfectamente planeado, tanto que creí  que no podía terminar.

¿Recuerdas como te decía que se me estaba yendo despacito? Tan despacito que cada día moría un poquito más. ¿Recuerdas como suplicaba que nuestro amor no enfermara? y ¿Recuerdas cómo termine enfermándome, yo?, siento tanto dios... Siento mucho el daño que cause.

¡Hoy no te voy a suplicar nada!

Hoy te agradezco infinitamente el dejarme sentir la gloria encarnada en el amor,
Hoy te agradezco haberme equivocado tantas veces,
Hoy te agradezco por respirar,
Hoy te agradezco tantos sueños,
Hoy agradezco todo lo que me falta por hacer,
Hoy agradezco cada beso del sol, de mi sol de piel morena...

No hay prueba, aquí en la tierra, que documente  tu gracia; pero en mi corazón sé que no hay mal que dure cien años y sé que sin importar el resultado actual o lo que hubiera deseado, bajo tu gracia y por tu amor, una vida llena de amor y de bendiciones nos aguardan a ambos.

Hoy quiero fluir con mi mente, con mi alma y con mi corazón,
Hoy quiero recordar que el amor siempre vale la pena,
pena como ésta, mía.

Hoy, ¡OH, DIOS MÍO!
Ya no...


Hoy no basta mi sangre, no basta...