lunes, 10 de febrero de 2014

Terrea, infinita soledad...

Soy la tristeza y lo entristecido, 
la poeta y la poesía, 
la que lee y la leída, la que olvida y la olvidada, 
la escritora y la escrita... la que llora siendo lágrima.

La que abrazada por el olvido conoció el amor,
la ola perdida, la que ama a aquel cuya alma llevo profunda en la herida.

La que versa y besa; ha besado a escondidas,
la que tuvo ganas de marcharse de la tierra cuando supo que era el mar,
soy la que ama con locura al viento y con odio siente sal.

Yo... 


                               -y mi voz gitana-


Yo, soy una lluvia marchita, la flor deshojada en suspiros,
la palabra olvidada y que nunca se dijo,
soy silencio y haciendo eco de mí, me convierto en vendaval.

Soy la que ha dejado de ser lira, de ser musa, de ser la poesía que el olvido 
un día prometió amar.


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