miércoles, 22 de mayo de 2019

Un caballero

Arena de dulces tierras que sala la gota, el río, las olas...

Sal de mi vida en el azul mar,
entra en pos un delirio, un eco que pinta y que brinda con espuma sobre la roca una barca,
un verano asido al templo del viento, enmascarado de brisa y de rocío,
por la borda resbalan sueños peregrinos, párvulo candil de trola,
que te asomas tímido por los escondrijos.

Elevaste sin asir el tiempo tu cadencia sentenciosa, risa al fuego y caraba dulce en cama del viajero,
encontraste un dolor ajeno que compartido se hizo del resto y entre la broza; estera, máscara de nada que vistes sombras y rodeos, creas y destruyes un anhelo.

Cuánta nostalgia braman tus ojos mitigados después de un beso santo y de haber amado tanto, en el suplicio de un caballero se encuentra fuerza en el brío de una estela, candil, concha y quimera que dicta y que dispone una vida en trinchera.





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